El nacimiento de una idea
Mientras exploraba el Empordà en busca de proyectos, experiencias y formas de explicar todo lo que tenemos en el territorio, a menudo me preguntaba cómo podíamos comunicarlo para que llegara a más gente. En mis paseos, siempre acababa recogiendo algo: romero, hinojo, tomillo… Y un día me hice una pregunta clave: ¿Por qué estas hierbas no están envasadas para que todo el mundo pueda tenerlas en su cocina? Así nacieron las Herbs of the Empordà.


La fórmula secreta y los primeros pasos
Empecé a investigar y me hablaron de Dolors Freixes, una curandera que tenía en su casa un espacio precioso donde secaba las hierbas que ella misma recogía en Les Gavarres, el Montgrí y los bosques del Empordà. Fui a conocerla en Ullà, y en una sala llena de hierbas colgadas secándose —recuerdo la siempreviva, la lavanda, la salvia, el romero…— nos sentamos en su sala de estar y le pregunté si podía ayudarme a crear la fórmula de las hierbas típicas del Empordà. Allí mismo, en un papel, escribió la fórmula a mano. Ambas firmamos aquel documento como un pequeño pacto entre mujeres del territorio.
Cuando decidí comercializar las hierbas, el primer paso fue crear un logotipo y la marca. También decidí ofrecer dos versiones: una mezcla sin sal y otra con sal. Para seleccionar la sal, viajé hasta el Delta del Ebro y hablé directamente con el propietario de Infosa, las Salinas de la Trinitat. Así conseguí que la sal llevara su origen bien indicado en la etiqueta.
Superando desafíos y expandiendo el proyecto
Pero aún quedaba un reto: Dolors me advirtió que no podía suministrar la cantidad necesaria para producir mil frascos y que en el Empordà no había ninguna plantación lo suficientemente grande para garantizar todo el proceso. Con el tiempo, y después de mucho esfuerzo, logramos comenzar a trabajar con el Parc dels Aromes d’Empúries, consiguiendo así un producto de proximidad y ecológico, con toda la esencia de nuestro territorio.
Después de Herbs of the Empordà, llegó un nuevo producto: Flors de l’Empordà. Esta vez, la fórmula no podía tener mejor creadora: la cocinera y alquimista de las flores Iolanda Bustos, quien supo capturar la belleza y el sabor de las flores de nuestro paisaje.
